Tuesday, November 28, 2006

PENSAMIENTO
Por Asturquín

Nunca aprendí la lección, y es verdad que me las dieron en aquellos años de juventud, cuando aquel, de cuyo nombre no me acuerdo, me vendió como nuevo, bolígrafo tan aparente. Otros más me vendieron otras cosas.
Hombre, se me hace difícil comprender muchas las actitudes, pero que se le va a hacer, sea tal vez la sal y pimienta, de la vida. Esta claro que hay que tener mucho cuidado y mantener la boca bien cerrada, lástima, se pueden volver las palabras aguijonadas, y hay que estar preparado para el cúmulo de adversidades que se va encontrando de manera sutil entre los más allegados. El tergiversar esta a la orden del día.
Y voy al caso de la tesitura no descabellada, de meterse uno a monje, inmerso en buen retiro, libre de asechanzas, o soportar de manera estoica estupideces que proliferan en el mundanal vulgo, y conclusiones peregrinas, metas de personas, manifiestas en sus actitudes, presenciadas en incontables ocasiones, sutiles y de dificil evaluación.
Y no hay nada mejor para comprobarlo que haber pasado por la amarga experiencia de volar bajo, para comprender realmente hasta que punto se puede llegar con tal de satisfacer los egos o llegar a creer, que nada hay mejor que las conclusiones a que llegan con su alta "preparación". No me cabe ya la duda, que sus actuaciones se encaminaban hacia el bien, y este fue pensamiento de mi salvación.
Tarde comprendí que no es oro todo lo que reluce, marcaron el camino de ese vuelo, la hipocresía, la mentira, la intriga y la malversación, la cretinez, la exaltación de los exaltados y demagogos en general.
Navegar entre algunos listos, creyéndoles a pies juntillas, fue mi craso error. Jugar a distorsionar mi mundo fue muy fácil. Poquito a poco, gota a gota o acaso ¿es que iba soñando los imposibles? Indudablemente.

Saturday, November 18, 2006


SALAMANCA ¡Qué maravilla¡
Por Asturquín
Un gran esplendor me acompaña, iluminando el naciente día, los rayos del sol al alba, incidían deslumbrantes sobre mi espejo retrovisor, cuando camino de Salamanca, vi aquella gran catedral. Me sorprendió, a estas alturas de curso, y debo una explicación. La de sentir, no haber conocido antes tal maravilla.
De paseo entre piedras milenarias, van dejando la huella las labras de aquellos artistas, que en tan vetustos edificios dejaron su impronta y su alma. Y por eso les pido perdón y dejo al aire mis disculpas.
Todo por aquí es diferente, hay que verlo, estimarlo desde cerca, pues, aunque no se toquen las piedras, se sienten. La Catedral Vieja, más allá, el Palacio Episcopal. Entrar en el patio de las escuelas y admirar los artísticos pórticos, me causan sensación de no ser nada; la evocación de aquellas gentes, que esculpieron tales obras, iban dejando en mi, por los suelos trozos de pensamiento ¡Qué maravilla¡
Aún estuve pensando entrar o no entrar, en aquel privilegiado centro, la Universidad. ¿Es que tenía algún derecho a pisar donde holló Unamuno, ó Juan de Junes, por decir de los más egregios maestros? ¿Tendría yo algún derecho de profanar sus espacios, subir los mismos peldaños que utilizó el docto Fray Luis? Pensé que no era merecedor de tal privilegio, pero mi curiosidad fue mayor y el Señor me dejó gustar de tal maravilla. Y la autoridad de austera su cátedra me hizo sentir pequeño.
De aquí a la Pontificia hay un paso, subí por la escalinata y penetré en su vientre: Mucha gente esta en clase y la biblioteca repleta de estudiantes. En ella todo es piedra, que guardan reflejos de áureas, de pensamientos.
De nuevo fuera, me espera otro monumento, donde también hay biblioteca. La Casa de las Conchas me asombra, con la belleza del patio y alzo la vista para que me muestren las piedras sus leones, blasones que colgados de sus bocas, vigilan.
Aquí, en Salamanca, a las piedras se las mira, no se estudian. Aquí a las piedras, se las contempla, despacio, y si por algo te quedas quieto, te imaginas que te hablan. Figuras y filigranas esculpidas, tan bien logradas, parece que te miran. Aquí, en Salamanca, las fachadas no engañan y puede estar seguro el viajero, que no hay sorpresa ni misterio, que su interior guarda una estrecha semejanza.
Cuando ya la noche estaba cerca, llegué a San Marcos, la puerta estaba abierta y no lo dude un momento, empujando entré en de aquél templo sagrado, de planta circular de formidable sillares, de anchas columnas soportes de los arcos ojivales, albergaban mucha gente, que escuchaban la Santa Misa. Un Cristo colgante encima del altar incitaba a la oración y una preciosa Virgen morena, me llenó de admiración.. Templo en un torreón de su antiquísima muralla. Salamanca todo es piedra.
Es que las piedras me gustan, y las más viejas todavía más, esas que arrastran los siglos, que no rompen, estas que aguantan, las de Salamanca, estas que requieren tener un alma. El alma que con el cincel, dejaron en ellas su paciencia y su trabajo, los mejores obradores, que buscaron las de mayor dureza, las más buenas y que son las que admiramos. Hay muchas más: en La Plaza Mayor, alguna torre, conventos, palacios e iglesias y un formidable puente romano.
¡Qué maravilla¡ Volveré Salamanca.
FIN.

Wednesday, November 15, 2006




LA RELIQUIA DE UN HÉROE
PRIMER CENTENARIO DE LA MUERTE DEL CABO NOVAL
Por Asturquín
Un recuerdo entrañable del Cabo Noval nos acompaña: su fusil, último refugio de su vida, con el que murió aferrado, exhalando el último suspiro. Custodiada la reliquia sagrada del héroe, estuvo en su Regimiento hasta 1910, fecha en que fue reclamada para ocupar un lugar de honor en el Museo del Ejército, entre recuerdos de personas y hechos relevantes de la Infantería Española. Su entrega fue solemne, no podía ser de otra manera, los presentes en el Alcázar de Toledo, cuna de la Infantería vivieron una jornada gloriosa.
Fue un veinte de junio de 1910 cuando se llevó a cabo la solemne entrega, al Museo de la Infantería, del fusil número 1115, serie A, que usó en su vida el heroico cabo del Regimiento de Infantería del Príncipe 3, Don Luis Noval Ferrao, que de modo glorioso sucumbió en los campos de batalla del Rif, el 28 de septiembre de 1909, y por cuya valerosa acción, fue recompensado con la Cruz de segunda clase de la Real Orden Militar de San Fernando.
Aquel día la Academia de Infantería, formada con Bandera, en el patio del Alcázar recibió, el Señor Coronel Director don José Villalva, el referido trofeo, de manos de la comisión especial del Regimiento del Príncipe, compuesta por el capitán don Nicolás Cáceres Suárez, el segundo teniente don Alfredo Jiménez Ajiller, el sargento Luis García Marchante y los cabos Doroteo Vidal y Pedro Reduello.
Al discurso de entrega del capitán Cáceres, respondió con otro no menos vibrante el coronel Villalva, y con armas presentadas, fue donada al Museo de la Infantería tan preciada reliquia, como testimonio del heroísmo de la raza y gloria del Arma.
A media tarde una honda emoción embargaba a todos, un hálito de grandeza flotaba en el ambiente del cuadro sencillo y majestuoso del patio del Alcázar. Cada cual en su puesto, persuadidos de la solemnidad que les congregaba, tenían toda la atención puesta en la ceremonia. Allí estaban todos los jefes y oficiales residentes en la capital en uniforme de media gala y el Regimiento de Alumnos. La comisión de entrega del Regimiento del Príncipe ocupaba la entrada al patio del Alcázar.
A la orden del cornetín, rasgaron el aire los acordes de las cornetas y los de la Marcha Real, multiplicándose las notas en aquella solemne caja de resonancia de sólidas arcadas y elevadas galerías, mientras, la Enseña Patria y la del Regimiento de Alumnos desfilaban, a ocupar su puesto en la formación, entre el silencio emocionado.
El capitán Cáceres, recogiendo el fusil de manos de uno de los cabos del Regimiento del Príncipe, en medio de aquel silencio sepulcral, se dirigió a los allí prentes, brotando de sus labios en forma pausada y elocuente un canto de amor al Arma: “Rasgando el ambiente de tristeza que nos rodeaba, el huracán abrasador que vino de las costas rifeñas, nos trajo un efluvio divino y el alma nacional, al respirarlo, se sintió fortalecida. Sí, los días fueron lúgubres, el dolor nos invadió, la muerte nos cercó, pero ahí estuvo la raza, con su férrea dureza, insensible a la desgracia, vencedora, más que de sus enemigos, de su propia mala venturada suerte.
A través de los errores ajenos y de las vacilaciones de la angustia, por fin la hemos encontrado tal y como fue siempre: el rostro adusto, inalterable, la mano recia, sin temblores nerviosos; el corazón firme, con su latir isocrono, que no conoce las agitaciones de la emoción...es la vieja España, la eterna, la augusta, con la grandeza del risco pirenaico, con la majestad de la llanura bética. Sobre los campos asolados, entre los diluvios de lágrimas, entre los más terribles estertores de la agonía, permanece tranquila...
No es un pueblo, es un destino histórico; no es un dogma, es una esencia...
La prueba fue terrible.... Allá en la tierra norteafricana, aquel enemigo nos hirió, y cuando todo era confusión en el ánimo de la ciudadanía, detrás de la Bandera de España reaparecieron los que estábamos esperando, los que estábamos seguros que habían de venir... los de siempre, los que en el momento oportuno han roto, con los filos de sus espadas, las nieblas ahogadizas en que el espíritu patrio se asfixiaba. Es la legión de los héroes: Pintos, Giloche, Ripoll, Vicario y los demás cuyos nombres, sublimes y gloriosos, formaran larga columna en el áureo libro de la gratitud nacional.
!Gloria a los valerosos campeones! A los que conservan en las generaciones sucesivas de soldados, que la Patria les entrega, el depósito de su fe en la región inmortal del patriotismo y ungen con el óleo sus frentes, y elevan con el sublime sacrificio sus almas. Algo representa en el caudal de España ese heroísmo prodigado, esa resolución de morir con gloria, ese desprecio de la vida, porque al penetrar en la región de la inmortalidad, sus héroes hacen algo más que defender a sus conciudadanos, les dan un ejemplo terrible que debiera llenar de espanto a los egoístas, a los miserables teorizadores del oro y de la dicha, a los que pasan la existencia entre la fortuna que de forma imbecil les sonríe y la indiferencia les insensibiliza.
Y, por si esto fuera poco, aún su ejemplo sublime dio preciados frutos en la cruenta lucha sostenida, porque ellos son semillero de hazañas y epopeyas, que abrillantan la Historia de la Patria.
Y de estos héroes ninguno, sin que en mi ánimo influyan apasionadamente ni espíritu de cuerpo, ninguno repito, como el que motiva este solemne acto, cuyo recuerdo guardaré siempre en mi alma.
!El Cabo Noval! ¿Quien desconoce su hazaña? ¿Quien aquel sublime grito, digno de esculpirse en mármoles: !Tirad, que son los moros!, con que finó su vida elevando su nombre en aras de la fama a la región de los inmortales?.
Yo no puedo ahora repetirla, porque si bien lleno de voluntad me presento entre vosotros huérfano de las restantes potencias del alma, y porque carezco de todas esas galas con quien la naturaleza tan pródiga en ella cincela el oro de nuestro rico lenguaje, y para cantarla, en toda su excelsa magnitud, harían falta las dotes de ese mago de la lírica que se llama Rueda o de ese orfebre del habla que se llama Melquiades Álvarez.
Me limito, pues, a haceros entrega en nombre de mi Regimiento, mejor dicho, del Arma entera, que las glorias no pueden ser privativas de un solo Cuerpo, sino que a todos por igual los alcanza, de ese fusil que desde el 28 de septiembre, y gracias al esfuerzo de un pobre soldado, se convirtió en reliquia y en mudo testigo de nuestra grandeza.
Cuando en la vitrinas de nuestro Museo este colocado, nosotros, educadores de los que mañana han de continuar las gloriosas epopeyas de la “Invencible”, mostrándoles este arma, para que a su vista se templen sus almas y salgan de nuestra solariega casa dispuestos al sacrificio, sepan dignificar sus nombres y engrandecer a la Patria”.
Tomando entonces la palabra el coronel Villalva, director de la Academia, entusiasmado y conmovido, después de una salutación al Regimiento del Príncipe y a los jefes y oficiales que lo mandaban, recomendaba a sus alumnos que imitaran la conducta observada por quienes, antes que ellos, desfilaron por el regio caserón y que seguramente abrían abrazado los fusiles que ahora tenían entre sus manos, presentándolos ante las enseñas de la Patria y de la gloria, representada ésta por un fusil que perteneció a un hombre que supo sacrificarse heroicamente por su Patria, y que si hasta aquel día permaneció oscurecido, vino a romper los terribles y negros celajes de aquella noche, para que por entre ellos apareciera indeleble, con letras de luz y de fuego, el nombre de cabo Noval honra del Ejército Español y gloria inmortal de la Infantería Española. Finalizaba con vivas a España, al Rey y al Ejército.
El fusil se depositó en una de las vitrinas del Museo del Alcázar, y ahí permanece para orgullo de las nuevas generaciones, que al conocer la hazaña del su insigne soldado, sepan conservar su altivez y orgullo, innato sentimiento del deber y de culto a la Patria, preciados dones de nuestros mayores, alma y nervio de la raza. FIN


EL ATAQUE AL ZOCO DE BENISICAR
PRIMER CENTENARIO DE LA MUERTE DEL CABO NOVAL
por Asturquín
Así lo describía el Telegrama del Rif, el 29 de septiembre de 1909, hace ahora cien años:
Durante la madrugada de ayer, oyóse vivo tiroteo en las posiciones que ocupa la división Sotomayor, lo que hizo suponer que había sido atacada por la harka.
Así fue, en efecto. A la una y media comenzaron los primeros disparos, y a las dos y media era muy vivo el fuego.
La división Sotomayor ocupa, como es sabido, las lomas que separan los valles de los ríos Frajana y Oro, en las inmediaciones de Sidi- Auriach.
Es posición muy extensa, con ligeras ondulaciones en la meseta y rápidas vertientes hacia los dos ríos, que la limitan por Oriente y Occidente.
Yendo desde la plaza se encuentra, en primer término una altura , que es la retaguardia de la posición; delante de ellas otra donde tiene establecido su cuartel general el Sr. Sotomayor, y, separada de ésta por suave ondulación, otra estrecha y alargada de Nordeste a Sudeste.
En los flancos derecho e izquierdo hay dos campamentos rodeados de fosos y alambradas: En el frente de bandera, que mira a poniente, otro; en un saliente del terreno, y entre éste y el extremo Sur, un cuarto, rodeado de trincheras.
Al iniciarse el fuego, las respectivas guarniciones corrieron a sus puestos para repeler la agresión. Los indígenas ocupaban las alturas vecinas a la margen izquierda del río Oro, donde estuvo el general Tovar, y desde ellas hostilizaban con tenacidad el frente y derecha de la dicha loma avanzada, y otro grupo menos numerosos lo efectuaba desde las alturas de la derecha del río Frajana, haciendo blanco de sus iras el campamento de la izquierda.
Los proyectiles enemigos silbaron toda la madrugada sobre la posición perforando las tiendas y causándonos dos muertos y cinco heridos en el campamento de la derecha.
Nuestros bravos soldados contestaban con fuego por descargas, cuando percibían los fogonazos, que fueron acercándose hasta divisarse en la misma loma.
Antes de amanecer, descendieron los atacantes y trepando por las agrestes laderas de la loma llegaron hasta ella interponiéndose algunos, con osadía sin límites, entre los cuatro campamentos, dispuestos a tomarlos a viva fuerza.
El general Sotomayor dictó oportunas medidas y la sección del Parque móvil, que presta tan excelentes servicios, agregada a la división municionó los puntos atacados, que se hallaban escasos de cartuchos.
De no haber habido alambradas, hubiéranse empeñado luchas cuerpo a cuerpo, porque los atacantes llegaron hasta las mismas cercas, encontrando algunos allí la muerte.
Al comenzar el crepúsculo, descendió el enemigo al valle, ocupando las primitivas posiciones.
Cuando fue de día se hizo la descubierta al mando del comandante del regimiento del Príncipe D. Álvaro González, que encontró muerte gloriosa durante el reconocimiento, como igualmente un sargento y varios soldados.
Al amanecer y antes de la descubierta, entró en fuego la artillería dispersando al enemigo, que se dividió refugiándose unos en las estribaciones occidentales del Gurugú y corriéndose otros a cubierto de las vecinas alturas de la izquierda del río Oro.
Algunos tenaces indígenas, continuaron haciendo disparos aislados, hasta que el persistente cañoneo los dispersó por completo.
El ataque más rudo fue sobre el frente y flanco derecho, pero también silbaron las balas sobre la posición intermedia y la retaguardia.
Los muertos son el dicho comandante, un sargento y dos soldados, y los heridos un capitán, dos sargentos y doce soldados.
Durante la descubierta se hicieron tres prisioneros, uno de ellos herido de gravedad.
Después se supo, que el ataque lo habían llevado a cabo quinientos kabileños de Beni- Urriaguel llegados anteanoche de su kábila para reforzar la harka y otros quinientos de los Beni-Sicar no sometidos, que habitan en las vertiente Sur del Gurugú.
El enemigo ha tenido grandes pérdidas. En las mismas alambradas del flanco derecho había cuatro cadáveres y en diversos sitios grandes regueros de sangre demostraba que habían retirado cadáveres y heridos.
La división Sotomayor se defendió heróicamente y merced a su arrojo logró frustrar el ataque.
Varios kabileños de Frajana, se han presentado al general Sotomayor manifestándole que estaban dispuestos a defender la parte de su territorio que linda con el flanco izquierdo del zoco de Beni- Sicar.
A última hora de la tarde fueron llevados al cementerio los cadáveres y a los hospitales los heridos.
A los pocos días, el mismo periódico publicaba bajo el epígrafe: un héroe. Lo siguiente:
Se han recogido los siguientes pormenores de como ocurrió la muerte del cabo del Príncipe, Luis Noval, en el ataque a la posición del Had.
El cabo se encontraba en la avanzadilla de uno de los campamentos de la posición de Sotomayor. A las tres y minutos de la madrugada, tres moros, arrastrándose por la pendiente y sin hacer el menor ruido, avanzaron hacia el cabo amparados en la oscuridad.
Uno de los indígenas lanzóse contra el cabo tratando de sujetarlo, pero Noval apercibido entonces, le atravesó con el cuchillo bayoneta.
En aquel momento los oros dos moros cogieron al cabo por los brazos, y uno de ellos, de Benisicar por cierto, le dijo: “No te matamos, si nos llevas a la entrada de la alambrada.”
Noval no contestó, limitándose a tratar de desasirse. Los moros le empujaron hacia adelante.
Otros indígenas subían ya la cuesta.
De pronto Noval, cuando los moros que lo sujetan creen que accede a conducirlos, grita con todas sus fuerzas: ¡Fuego muchachos, fuego, que suben, Viva España¡
Estos gritos son oídos por los demás soldados y la trinchera se cubre de fuego. Noval y los dos moros caen a tierra; es muerto el primero de los indígenas y gravemente herido el segundo, que es quien ha dado estos detalles.
Otros moros que apresuradamente subían son también diezmados.
He ahí como ocurrió la muerte del cabo Luís Noval, del héroe que llamó así las balas para salvar a sus compañeros amenazados.
Seguramente las Patria sabrá premiar tan sublime proceder.
El juicio contradictorio que se llevó a cabo a fin de concederle la Laureada de San Fernando, relata sus últimos momentos de manera distinta, siempre heroica desde luego avisando a sus compañeross y queda claro que nunca permitió dejarse hacer prisionero, sin embargo este relato prendió en el pueblo, y así lo vieron sus contemporáneos, y la escena como se presentaba nunca ocurrió.

Tuesday, November 14, 2006


EL CABO NOVAL EN EL PRIMER CENTENARIO DE SU MUERTE
LOS TRES BUQUES
por Asturquín
El 28 de septiembre de 2009 se cumple el primer centenario de la muerte del Cabo Noval, un asturiano que dio la vida por salvar la de sus compañeros y que años más tarde volvería a su tierra, Oviedo que le vio nacer.
Su heroico comportamiento ya es lo suficientemente conocido, por eso con este pequeño homenaje, quiero recordar la vinculación del héroe con la Marina, recordando que hasta Melilla llegó en el buque Ciudad de Cádiz y que sus restos a bordo de otros dos el Hespérides y el Españoleto.
Conozcamos cada uno de ellos y algunas circunstancias tanto del viaje de ida como de su vuelta gloriosa.
Noval que había viajado en tren junto a sus compañeros de expedición, la tercera del Regimiento de Infantería Príncipe 3, embarcó en el buque Ciudad de Cádiz, en el puerto de Málaga, el 13 de septiembe de 1909, desembarcando en un lanchón, al día siguiente
en el muelle Villanueva del puerto de Melilla.
El día 15 escribía una carta a su hermana Olvido, en la que dcía entre otras cosas, que había llegado sin novedad después de haber hecho un viaje muy felíz y muy divertido.
El Hepérides había llegado a España en el año 1892, desde Inglaterra después de ser botado en los astilleros de los Sres. Wigham Richardson y C.ª, de donde había salido también el vapor Alfonso XII, en Newcastle.
Navegación e Industria, lo había adquirido para dar servicio de correos entre la Península y las Islas Canarias, y bajo la inspección de Lloyd, que le concedió la más alta clasificación + 100.A.1. Su casco era de acero, 60 metros de eslora, 8.85 de manga y 6.55 de puntal, con una capacidad de algo más de 1.350 toneladas de desplazamiento. Su máquina de triple expansión desarrollaba hasta 1300 caballos, llevando dos grandes calderas que medían 500 metros cuadrados de superficie de calefacción, consiguiendo, sin forzar la presión de las calderas al máximo de su régimen una marcha de 13 1/2 millas, aunque fácilmente alcanzaba las 14 millas. El aparejo era de pailebot de dos palos, y su tripulación de 35 hombres.
Aunque relativamente un buque pequeño, sin embrago reunía para los pasajeros las mismas comodidades que los grandes trasatlánticos. La cubierta superior era de madera de tek, y en la parte correspondiente a la popa tenía un pequeño salón que servía para los fumadores, desde él se llegaba directamente al comedor inferior independiente, que ocupaba todo el ancho del vapor. El decorado de este era sencillo pero elegante, tenía cuatro mesas con sillones giratorios y cuya capacidad era de cuarenta personas.
Los camarotes se encontraban a ambos costados, bien acondicionados, en cada uno de ellos había dos literas y un sofá con su correspondiente lavabo, espejo etc., acomodando a 42 pasajeros. Al lado del comedor había una pequeña sala independiente con cuarto de baño, decorado con espejos, donde alrededor de una mesa sofá, se reunían las señoras, espejos u cuarto de baño. La perfecta distribución de todas sus dependencia llamaba la atención, así como la completa ventilación.
Las lámparas incandescentes brillaban por todas partes, aunque llevaban también el alumbrado usual en previsión que fallase la dinamo, y los timbres eléctricos estaba en todos los sitios. Para el servicio contra incendios estaba dotado de potentes bombas con tubos matafuegos, convenientemente colocados en las cámaras; para el supuesto de que se declarase fuego en las bodegas, disponía de tuberías, que inmediatamente se inundarían con vapor tomado de las calderas.
La cámara de segunda clase se hallaba en la parte de proa y también tenía salón comedor independiente y camarotes para 24 pasajeros. En cuanto a los de tercera clase iban colocados en un amplio sollado, bajo la segunda cámara.
El buque estaba dividido en compartimentos estancos y llevaba lastre de agua, en tres divisiones independientes, lo cual le permitía dar el calado más conveniente según sea la carga que lleve. En su venida desde Inglaterra sufrió un violento temporal en el golfo de Vizcaya, que aguantó perfectamente. Fue su primer capitán D. Enrique García. (Revista Navegación y Comercio 1892, Sig: D-5858. B/N. Madrid).
El 21 de junio de 1915, los restos del heroico Cabo Noval, en el mismo muelle de Melilla que le vió llegar feliz en 1909, serían embarcados solemnemente del Hepérides al mando de su capitán D. Jaime Gelpi.
En Málaga esperaba anclado el vapor Españoleto, sería el último trasbordo por mar, que después de una prolongada travesía llegaba al puerto pesquero de Cimadevilla en Gijón, el 24 de octubre, capitaneado por el marino gijonés D. Guillermo Menéndez. La capilla ardiente de Noval se encontaba alojada en el camarote del capitán y hasta él llegaron las primeras autoridades para rendirle homenaje. FIN

Monday, November 13, 2006



CAMPANAS,
VÍNCULO DE APELLIDO

por Asturquín

Es difícil establecer lazos entre los mismos apellidos a lo largo del tiempo, que aparezcan en distintos lugares geográficos, durante el transcurso de una investigación genealógica. Los documentos escritos diseminados por muy diversos archivos, nos obligan a perder infinidad de horas, buscando entre los legajos polvorientos, con resultados en muchos casos negativos.
Otras veces, indicios que nos hablan de entronques, aparecen de manera insospechada. Este es el caso que trato en este artículo, las campanas son testimonio de vínculos familiares de un apellido leonés, puesto que algunos de los miembros que portaron el mismo pertenecen a una rama que se ubicó en Extermadura, en Plasencia. Indudablemente hay otras vía de investigación para tratar de relacionar estos enlaces familiares, pero éste no es el caso que ahora me ocupa.
Juan Alfonso de Mayorga, Gran Privado del rey Don Pedro, fue Canciller Mayor del sello de Puridad, por los años 1360, y su Embajador y Consejero.
El Capitán D. Diego de Mayorga, estuvo al servicio del rey Don Juan II, participando en la batalla de Higueruela dada el 27 de junio de 1431 contra el rey musulmán de Granada Muley Baudeli Alaycar, Muhammad VIII. En una de las acciones, durante dicha expedición por tierras andaluzas, que se alargaría por espacio de dos años, hostigando a los sarracenos cayó mortalmente herido.
Alfonso Vaca de Mayorga, dispuso en su testamento, con fecha de 8 de julio de 1943, que diez mil maravedís de su legado, fuesen para para pagar la forja de una campana para la iglesia de San Lorenzo, en Sahagún.
Un hijo Pedro Alfonso de Mayorga llevaría a efecto la disposición de su padre, haciendo efectiva esta cantidad de dinero, que por aquella época era una cantidad respetable. Fue muy celebrada la instalación de dicha campana, en aquella comarca, la llamaron “La Jordana”.
Nos falta un dato primordial, conocer las armas de linaje de este apellido, y lo vamos a encontrar precisamente en la capital leonesa, labradas en piedra. Es verdad que conozco las armas de dos ramas familiares pero nos vamos a fijar, en el que para este trabajo nos interesa. Observamos que en una casa blasonada, de la calle Arco de las Ánimas de León, donde dos puntas de lanzas realzadas, en cada uno de los dos campos, delimitados por una barra transversal engolada en cada uno de los extremos por una cabeza de dragón, y una bordura con ocho aspas realzadas, componen el escudo, y sobre el yelmo, un pelícano con dos crías. Sin duda eran las armas de un personaje caritativo y piadoso, pues en heráldica así se significa.
Ahora bien, establecer el tiempo en que llegaron los de este apellido a las provincias extremeñas, resulta imposible, pero al menos sabemos, que el asentamiento de los cristianos en la Transierra Occidental, como así se llamaba, y cuya ocupación resultaba necesaria para consolidar su dominio definitivo sobre la Meseta meridional, comenzó con la conquista de Coria, llevada a cabo por Alfonso VII, en el año 1143, e iban a determinar los primeros establecimientos cristianos en el valle del Alagón.
La Transierra Occidental quedó como como zona de expansión leonesa y a ello dedicarán especial atención los nuevos monarcas; Fernando II y Alfonso IX, y como consecuencia entre los años 1185 y 1186, se funda una población importante con rango de ciudad: Plasencia.
Todos los años, en la plaza del Ayuntamiento de Plasencia, el primer martes del mes de Agosto, se celebraba, no se si aún se sigue celebrando, el denominado Martes Mayor, pata exaltar los valores agrícolas y artesanales de la zona. Todo el mundo tenía ocasión y tiene de observar, que en una de las torres del Ayuntamiento se encuentra la figura del abuelo Mayorga, que hace sonar otra campana mediante una maza, siendo el símbolo de la ciudad y que marca de esta manera las horas.
La campana, de elegante diseño, en letras renacentistas, nos muestra una leyenda: “se hizo esta obra por mandato de los señores justicia y en el año del Señor de mil quinientos y cuarenta y seis. Diego de Bárcenas es el autor de ella: breves dies hominis sunt (los días del hombre son breves) y hut placeat fortuna suo mute ferenda (destruir la mudez de la fortuna).
La denominación de campana de Mayorga, se asocia al abuelo Mayorga, un relojero procedente de Valladolid, pero he aquí la cuestión a la hora de observarla detenidamente,quien la hizo construir, ó que contribuyó en gran medida a su financiación, se despeja con lo siguiente: la firma bellísima mediante dos sellos, nos habla de un personaje relacionado con la familia leonesa, en uno de ellos se reproduce un león rampante de larga cabellera, orlado mediante la leyenda: Vincit leo de tribu iuda, radix david (venció el león a la tribu de Judá. Estirpe de David). El otro muestra un pelícano dando de comer a sus crías con la inscripción : pellicanus solitudinis similis factus sum ( fue hecho de modo semejante al pelícano de la soledad).
No creo andar muy descaminado al suponer se tratase de algún familiar de Fray Diego de Mayorga, de la Orden de San Francisco de Asís, que sobre los años 1450, fue obispo de Badajoz y de Plasencia, embajador del rey D. Juan II.
FIN
LA CIUDAD DE TRES CANTOS
HISTORIA DE UN NUEVO MUNICIPIO

por Asturquín

I PREMIO LITERARIO
"ANTONIO OSUNA MÁRQUEZ"

Como otros tantos lugares, el nombre toponímico de Tres Cantos se pierde en la noche de los tiempos, tal vez cuando algún que otro antepasado cazando y sobreviviendo entre lo que sin duda tendría que ser bosque de encinas y alto monte donde las únicas sendas eran los pasos de animales salvajes, de alguna forma así se denominó. Por alto de las Morales ó por el del Gatuno, pasarían a buen seguro aquellos carpetanos, que dejaron como recuerdo el nombre de nuestra cordillera norteña.
Muy aficionados eran nuestros antepasados fenicios a las explotaciones mineras y la comarca colmenareña disponía en abundancia de ellas. Testigo son las de Navalvillar. En el año 1625 se descubrieron unas importantes minas argentíferas en Manzanares, en un lugar llamado Las Biloneras y también en Los Pollos. Fue también importante la extracción del carbón de piedra y su calidad fue muy buena, hasta el punto que se comparaba, ya en 1771, con el de Inglaterra, así que no es de extrañar que también se fijaran aquellos en el lugar.
También mostraron por nuestras tierras gran atención los visigodos, pues a mitad del primer milenio ya había poblados en las inmediaciones y es más que probable, que en nuestra demarcación, se encuentre alguna de sus necrópolis. Los asentamientos visigodos como el de Navalvillar demuestra que estas tierras fueron holladas por aquel pueblo. También el cifrado, hallado en el pilar de Nuestra Señora de los Remedios, cuyos caracteres se corresponden con el año 595 de la era hispánica ó del César, correspondiendo a la vez con el año 557 de la era de J:C., y cuando reinaba por tanto en España el rey godo Recaredo I, hermano de San Hermenegildo, hijos de Leovigildo, corroboran esta ubicación; en Recaredo recayó la custodia de ciertas poblaciones de esta parte de la Carpetania y según el reverendo padre Fray Enrique Flores en su obra de 1773 “Medallas de las Colonias, municipios y pueblos de España”, se pueden hacer una serie de conjeturas sobre la existencia histórica de Olovasio, pueblo desconocido y situado en la comarca de Colmenar, pues apareció en ella una moneda de Recaredo Rey, poniéndonos en la tesitura de afirmar que Colmenar podía llamarse Olovasio.
Debió ser muy importante este asentamiento visigodo hacia la primera mitad del siglo XII, sufriendo el ataque devastador de los invasores árabes, que trajo como consecuencia en el ámbito religioso de aquellos pobladores el ocultamiento de la imagen de la Virgen en un muro o pared, extramuros de la ciudad, en una ermita llamada de San Bartolomé, situada en un despoblado.
Los godos que pisaron nuestros campos, vivían aislados uno de otros, en cabañas solitarias y espaciadas por el bosque. Eran aficionados a la guerra, a la caza y a la ganadería. Reza que disparaban sus flechas al viento, al estampido del trueno y de esta forma ayudaban a sus dioses. Manejaban grandes rebaños, como excelentes pastores que eran y contribuyeron a marcar las veredas con sus ganados por tierras tricantinas, al moverse desde los asentamientos desde los prados comunales. De esta forma iniciaban la red de cañadas en Castilla, y Tres Cantos contribuía al paso de los ganados con sus cordeles, veredas, coladas y otros caminos menores a la extensa red que en 1273, dio en llamarse el Horado Concejo de la Mesta de los Pastores de Castilla.
Pero antes, en el 711, surge un hecho de gran trascendencia, como consecuencia inmediata de la inestabilidad de los reino visigodos: la invasión de la Península por las hordas musulmanas, que tras derrotar a D. Rodrigo en Guadalete, dominan en poco mas de unas semanas gran parte de Hispania.


Toledo por aquellas fechas era un centro de gran influencia en la península ibérica y hasta allí se dirigían la mayoría de los caminos radiales: Por otro lado los toledanos no estaban muy contentos con los califas, a causa de los impuestos y por ello el emir Mohamed I, fortificó ciertos poblados, contra los de Toledo, entre ellos Madrid (Al Mudaina), y hasta aquí llegarían los caminos al comenzar a ser importante nudo de comunicaciones; por estar asentado sobre el Manzanares se aprovechaba su vega utilizando caminos antiguos hacia el norte y se trazaron otros nuevos.
Tres Cantos pasó a formar parte de los términos comarcales, llamados de la Arabiana; se extendía por toda la serranía; su historia pertenece a Colmenar y por ende a su linaje. En su antiguo escudo de armas figuraban colmenas.
Por aquellos caminos llegaron a Tres Cantos los árabes colmenareños-tricantinos, y aprovecharon las solanas de nuestros pequeños valles para instalar las colmenas más antiguas, fueron expertos cultivadores. Tres Cantos aún conserva vestigios de aquel cultivo ancestral en algunas de sus solanas.

La dominación de los árabes en estos territorios fue de singular trascendencia, pues el cuidado de ellas, colmenas y ganado, en aquellos tiempos abundante, proporcionaron tranquilidad con la producción de miel y leche. Los lugareños, tricantinos en ciernes, supieron de fuente árabe, elegir los sitios más adecuados donde colocar sus colmenas, a mediodía había de ser y a levante también y con una cerca de varios metros de altura, para así poder prevenir a la sensibles abejas, de las para ellas siempre fuertes vientos serranos. Se colocaban en filas y también en escalones de modo que para ellas fuera bien visible la abertura de la colmena y un basamento de piedra las prevenía de la humedad. Proliferaban las abejas, había abundantes encinas y el árabe que esto observó supo sacarle rendimiento. También había tomillo en la comarca, retama y jara. Dentro del colmenar plantaban, y aún se hoy se observa algún almendro, por ser este árbol de flor muy temprana.
Que estuvieron por aquí se demuestra por más de un toponímico, como el de la Moraleja, nombre de un camino y el de un arroyo que atraviesa la comarca. De su presencia, en el término colmenareño, nodriza de Tres Cantos, hay testimonios evidentes: el de Moralejo, donde hoy en día se aprecian algunos enterramientos.
Es de herencia mudejar la gran pasión por los toros, al igual que los moros, hasta no hace tiempo muy lejano, llevaba los toros a lo que con el paso del tiempo sería la gran urbe de Madrid. A rezar iban a Colmenar, a su mezquita, sobre la que se levantó después la gran iglesia cristiana. Lo que hoy es su torre campanario antaño fue minarete.
Fuentes como la del Moro, son su legado y monedas encontradas atestiguan su paso. Sus vocablos dieron nombre a las zonas, que de alguna manera se relacionaban con el agua, es el caso de los Chortales, Bodonal ó Almaján.
Uno de los parajes más hermosos del valle del Manzanares, se avista desde una talaya natural tricantina por occidente, y se otea desde allí un viejo puente de piedra, el de la Marmota, que fue obligado paso de tantas y grandes recuas que atravesaron esta comarca por cañadas y veredas de norte a sur, de oriente a occidente.
Estas tierras tricantinas, dominadas por los sarracenos invasores, traspasaban el umbral del primer milenio. Quizás sirviesen sus tierras de frontera fluctuante entre cristianos y musulmanes. La talaya de San Pedro, debió pasar de mano en mano, dependiendo de la fuerza de las razzias. Colmenar ya era población importante en la época de la Reconquista. Así parece indicarlo una moneda encontrada en 1982, donde aparece grabada una colmena (arma heráldica de Colmenar), y un número romano el VII, en clara referencia a este siglo. Un castillo signo de Castilla. Un número romano “VIII” y una letra “A”, que significa Alfonso VIII rey de Castilla, reconquistador de las poblaciones de Calatrava y Cuenca, que se representan en la moneda por la cruz y el cáliz con su estrellita encima, armas de Cuenca concedidas por aquel monarca. En el reverso el nombre de España, “Hispania”. El signo de León, reino de León. Carro y uina pequeña llave cuyo significado es la reconquista del territorio del llamado cuesta o cerro de San Pedro. La cifra arábiga 459, que se encuentra en la base del león, seguida de la 2I”, que es de diferente impresión, corresponde al 459 de la Égira o Era árabe, que se inicia a partir del 622 d. J.C., así que nos encontramos en el año 1o81, que nos marca con exactitud la reconquista de Colmenar y su territorio, reinado de Alfonso VI, años durante los cuales tuvo lugar también la reconquista de Madrid.
Tres Cantos estaba por tanto bajo el poder del rey de Castilla, Alfonso VIII, y nuestras tierras pasaron de manos árabes a manos cristinas en tiempos de Alfonso VI. Por otro lado esta moneda (de las llamadas foreras) cuyas cifras”1654” (alterando el carácter de la I romana por el i arábigo), ó el “4591” significarían el señalamiento de su fuero, cuya cantidad o canon, sería el pagado por la villa al rey Alfonso VIII, en reconocimiento de su dominio, teniendo en cuenta su fuero.
Alfonso VI, El Bravo, rey de Castilla, a la muerte de su hermano, se proclamó emperador de toda España, y la más gloriosa empresa fue la conquista de Toledo (1085), que se llevó a cabo durante el reinado de Al Cadir. Tuvo esto unas consecuencias inmediatas pues el avance de la frontera hacia el sur, permitió que se llevara a cabo la repoblación de las tierras reconquistadas como las de Colmenar y lo que había de ser el término de Tres Cantos.
No se conocen de esta época restos que pudieran indicarnos poblamientos en la demarcación, pero alguna reseña aparece en crónicas de haber sido levantada una ermita a orillas del Bodonal, próxima a la Moraleja. Quizás esta hipotética ermita tricantina fuera avanzadilla cristina a la que se levantara en el cerro de San Pedro por los monjes agalienses del hoy desaparecido monasterio de San Pedro de Saelices, y que es de presumir lo reconstruyeron en la ladera norte del cerro y no siendo aún localizados sus restos.
A este monasterio se trasladaron, en el año 1007 los monjes del monasterio toledano de Agali (fundado en la segunda mitad del siglo VI), por sufrir una grave inundación por el desbordamiento del Tajo; fue famoso, entre otras causas, por haber sido uno de sus priores San Isidoro de Sevilla.
Los monjes construyeron la ermita románica de San Pedro en la cima del mismo, hoy en día se conservan, a escasos metros de su vértice, su yacimiento. Desde allí se observa una vista magnífica de Tres Cantos.
En Castilla, cuyo territorio se había doblado en los últimos años del siglo XI, los condes aseguraban sus conquistas y las hacían prosperar cubriendo el suelo de monasterios; cada valle tenía el suyo, para sacarlo de la esterilidad y devolverle la vida. Frecuentemente los monjes seguían a los condes repobladores, les ayudaban en sus empresas y en torno al santuario organizaban labores agrícolas de todo género, fe así como la comarca tricantina comenzó a notar la presencia de algunas zonas de cultivo de secano como viñas y cereales.
Esta época necesitó el esfuerzo de todos para la reconstrucción de la sociedad, gravemente alterada por la invasión, y se puede atestiguar que los monjes prodigaron el suyo con generosidad en muchos aspectos tale como el campo o la defensa de las fronteras.
La leña de la zona se transportaba al monasterio en bueyes, en mulo ó en asnos y quizás como la tradición monacal les obligaba a la abstinencia de carne, los monjes hacían un gran consumo de queso y de pesca, siendo muchos los documentos que nos hablan de “picarias y rañales”, y de la exclusiva de pescar dentro de los términos de ciertos ríos, como nuestro Manzanares, que en esa época era abundante en pesca e incluso proliferaba cierta variedad de almeja.
Aparecen los mudéjares, que ocuparon la zona escasamente y gentes llegadas de lugares próximos a Madrid, Alcalá y otros pueblos limítrofes. Los repobladores segovianos aprovecharon la situación geográfica, que les venía muy bien por ser el itinerario habitual por el que se dirigían a Toledo, antigua capital visigoda, las legiones guerreras de conquista.
Durante la expedición de los madrileños a tierras andaluzas, en el año 1247, donde tomaron parte en el cerco a Sevilla, conquistada al año siguiente después de quince meses de asedio, durante el reinado de Fernando III El Santo, rey de Castilla y León, los segovianos aprovecharon la ocasión para ocupar nuestras tierras.
Al enterarse de esta invasión apoyada por Segovia, madrileños y toledanos se opusieron conjuntamente a base de hacha y tea, destruyendo las construcciones que habían levantado y fue tal el cariz que tomaron las cosas, que el rey tuvo que intervenir, por medio de árbitros que finalmente se pronunciaron en favor de Madrid. Continuaron estas divergencias durante el reinado de Alfonso X, por un periodo de casi dos siglos, y más tarde continuaron con los nuevos colonos palentinos bajo el señorío de los Mendoza.
Mucho tuvieron que ver los segovianos, en el laboreo del término de Tres Cantos, y que el Marqués de Santillana, junto a Guadarrma, Guadalix y Porquerizas (hoy Miraflores) dejó como señorío. Como única herencia a su nieto D. Alonso de la Cerda. Juan I hizo merced en 1383, a su mayordomo Pedro González de Mendoza del Real de Manzanares, que confirmó Juan II a sus descendientes a título de Condado, pasando desde entonces, Tres Cantos, como tierras integrantes del mismo, a la poderosa Casa del Infantado.
Durante el transcurso de este periodo histórico, llegarían también repobladores navarros. Navarrosillo, parece que fue un campamento de navarros. De igual modo, el pueblo de Moncalvillo, es una muestra más de la contribución de los aragoneses a la repoblación durante la reconquista de la comarca de Colmenar Viejo.
Así fueron transcurriendo los años venideros, en los que la roturación de nuestras tierras fue cada vez mayor, y donde se apreciaban cultivos del viñedo como en la zona de la cañada de San Jorge, cuando los caminos que cruzaban el término solo se podían recorrer en mula o a pie, y en los que no eran vereda eran utilizados por carros de bueyes, para trasladar la mies a Colmenar.
Antes Colmenar y sus tierras habían sido de realengo, como lo demuestra su incorporación , en 1268 por el rey Alfonso X, como segunda villa al Real de Manzanares.
Algunos de los habitantes, milicianos populares habían tomado parte en las celebres comunidades de Castilla en tiempos del rey Carlos I, así lo atestigua el pendón morado que aún arrinconado y destrozado pervivía por los años iniciales del siglo XX.
Por cédula real del rey Felipe IV, el 2 de agosto de 1645, se concede a la villa de Colmenar nuevos territorios al norte y poniente. La zona tricantina, por aquellas fechas probado es, a la simple inspección de los limites dibujados en el censo del marqués de la Ensenada, que pertenecía a su jurisdicción, como perteneciente al sexmo de San Pedro. Del poderío en gentes, tierras y riquezas pueden explicar cuanto hace referencia a las transformaciones que se han sucedido en los tiempos. Llegando a superar Colmenar al Real De Manzanares y de haber conquistado para si el escudo de las casas de los Mendoza y Lunas.
Dato muy importante es conocer, que Colmenar Viejo no fue nunca villa del Infantado en el sentido material o de pertenencia de su comarca, la realidad es que dependía del Infantado en lo que a jurisdicción civil se refiere, al frente de esta estaban los condes (algo asó como los Gobernadores civiles), como lo fue el Marqués de Santillana D. Iñigo López de Mendoza, primero de los condes del Real de Manzanares, por merced que le concedió el rey D. Juan II, que reinó en los años de 1407 a 1454: Como a este título o dignidad se unió el de Duque del Infantado es por lo que surge el error de apreciación en que a menudo se incurre.
El Infantado se conjetura formado por el rey D. Fernando I, siglo XI, para dar heredamiento a su hijo Alfonso VI. Se llamaban infantados a los heredamientos hechos por los reyes a sus hijos primogénitos, entre los cuales esta este de Castilla, que entre otras villas le pertenecía las entonces importantes de Peñas de San Pedro, Salmerón, Valdeolivas y Alcocer provincia de Guadalajara, y que son precisamente las donadas a D. Iñigo López de Mendoza por Enrique IV, en los que obtuvo señorío y de donde parte el tronco de los Duques del Infantado, siendo el primero de ellos el de su hijo Diego Hurtado de Mendoza, a excepción de Peñas de San Pedro, en cuyo tiempo no se hace ya mención.
De este Infantado, que vino a ser capital Guadalajara, tuvo señorío la infanta Dª Berenguela, hija de Alfonso X y de la reina Dª Violante. Pues bien esta D. Berenguela, cedió el señorío que tenía de Guadalajara y sus villas del Infantado al convento de Santo Domingo de Madrid, demostrando con ello, que Colmenar no pertenecía a dicho Infantado como villa propiamente aneja al citado señorío donado, pues en caso contrario tendría que haber antecedentes del particular. Además el emperador Alfonso VII dueño ya de Madrid, confirmó en 1 de mayo de 1125, el privilegio por el que se daba a Colmenar la posesión de los montes y sierras que hay en Madrid y Segovia, “desde el puerto de Berrueco hasta el de Lozoya”, privilegio que confirmó Alfonso VIII. Deduciéndose con toda evidencia que las villas propiamente del Infantado estaban en la parte de Guadalajara y en el contorno de Manzanares el Real, entendiéndose este desde el puerto de Berrueco hasta el Lozoya.
A mayor abundancia de razones, hubiera sido un contrasentido la protección concedida a Colmenar por su padre Alfonso X como dominios suyos, independientes de las villas del señorío de su hija la infanta, por más que hizo su incorporación al Condado de Manzanares, cuyo sentido ya se ha explicado.
Tres Cantos debió formar parte de laguna de las dehesas, que en el siglo XVIII figuraban en la Dirección General de Rentas que el Marqués de la Ensenada, que por mandato de S.M ordenó efectuar del Concejo de Colmenar Viejo en 1751. Los oficiales y peritos inscribieron en este registro los límites del mismo, que por estas fechas lo administraba la duquesa del Infantado, “por el sur delimitaba con el término de los sitios reales de El Pardo y Viñuelas”
Colmenar Viejo, pagaba por la conservación de los caminos, mil reales de vellón cuando S. M. venía de caza por los parajes del Manzanares y también pagaba 200 reales de cuota por la conducción de víveres al Real sitio del Escorial, cuando le rey hacía la jornada. Aunque el camino que atravesaba por Tres Cantos no dejaba de ser un cordel o vereda principalmente para el paso de ganado, ell año 1773 el geógrafo de los dominios del rey hacía figurar en su plano los caminos reales que pasaban por Colmenar; pronto resultaron incómodos e insuficientes sus firmes; no resultaban los más óptimos para llegar a los sitios reales a su paso por la comarca, desde la capital del reino. Empezaban a realizarse los trabajos más serios en cuanto a su conservación, y se construyeron puentes de piedra para llegar a Colmenar por la cañada de Tres Cantos.
Por ella pasaba la carrera del postas, camino de Colmenar y Chozas hasta el real sitio de San Ildefonso. En Tres Cantos se encontraba una parada de relevo de caballerías, que se estableció a finales del siglo XVIII o principios del XIX, pues el plano, que demuestra la Ruta de Postas en 1790, señala la ruta Fuencarral, Valverde, Colmenar Viejo, y a este respecto, en la Guía de Caminos de Osuna, de la época que se trata, se dice que el camino más corto para el real sitio de San Ildefonso, si no lo cubre la nieve, pasa por Fuencarral, Colmenar Viejo y Chozas; puntos de paso de la carretera en que el convento de Valverde, Torre de la Parada (el Pardo), y Colmenar Viejo eran las estafetas más inmediatas a nuestro relevo de Postas de Tres Cantos. En esta misma guía se especifica también, que hay otro camino que va por el Pardo a Colmenar Viejo, y que en la actualidad esta cubierto por las aguas del embalse de el Pardo; uno de sus tramos pasaba por el término de Tres Cantos, por la parte occidental.
En 1827, el rey se declaró protector, otorgando el uso del escudo de armas reales a la Compañía de las Reales Diligencias. En 1847, se unieron las sociedades de trasporte y las Diligencias Generales de España, pasaron a denominarse Diligencias de Postas Generales, a la que pertenecía la Compañía “La Mala “, que hacía la línea Madrid – Manzanares el Real- Colmenar- Colmenar Viejo y descrita en el “Descriptivo Militar de España 1866”.
Las poblaciones de los pueblos de la sierra norte de Madrid, se fueron incrementando e los umbrales del siglo XIX, y las comunicaciones y los transportes iban tomando una nueva dimensión.
Los carros de transporte cruzaban Tres Cantos en repetidas ocasiones desde Colmenar a Madrid, despareciendo definitivamente con la llegada del tren. Se empezaba a gestar la idea de establecer una línea de tranvía que siguiera la carretera Cuatro Caminos Fuencarral Colmenar, pasando por Viñuelas el Goloso y Tres Cantos, constituyéndose la Sociedad Anónima de Tranvía a vapor de Madrid a Colmenar Viejo y ramal a Chamartín de la Rosa, corría el año 1895. No prosperó y tomó el relevo del proyecto D. Arturo Soria, y la Compañía Madrileña de Urbanización sería la adjudicataria del proyecto, aunque desechando el tranvía y tomando la alternativa del ferrocarril.
En 1908 ya estaba replanteada la vía que por el Término de Tres Cantos llegaba a Colmenar, y los carriles estaban colocándose al mismo tiempo que se desmontaban unos 150 m3 de piedra, se decía que para septiembre podría llegar la locomotora a Tres Cantos. Las dependencias de la Casa de Postas de Tres Cantos iba a interpretar su último papel en la historia de la ciudad, pues el dueño de la misma no admitía que la vía pasase por el lugar, ya que naturalmente temía por los interese que le proporcionaba el relevo de caballos.
Salvadas las dificultades, el día 23 de junio de 1911, pasaba por vez primera en su viaje inaugural, “La Maquinilla”, ferrocarril de vía estrecha, por el apeadero de Tres Cantos. Los del lugar llamaban a este ferrocarril, el de la piedra o tren de la leche. Con la piedra de Colmenar se edifican los edificios más antiguos de nuestra ciudad, como el apeadero de Tres Cantos o la casa del Barrancón del canal de Isabel II. Costaba llegar hasta el apeadero algo menos de dos pesetas para los que viajaban en primera y aproximadamente una peseta para los de segunda: desde Fuencarral 1,50 en primera y 1,15 en segunda, y se podían transportar bultos sin derecho a recargo siempre que no excedieran de 20 Kgs.
A finales de los cincuenta, cuando hasta Tres Cantos llegaba mucho personal, para trabajar en los “estudios Verona”, donde se rodó la famosa “Tristana” a las órdenes del gran director de cine español Luis Buñuel, la maquinilla estaba viviendo sus últimos momentos.
En las postrimerías del siglo XIX, S. M. el rey Alfonso XIII, pasaría por Tres Cantos en su vehículo a motor, con motivo de la inauguración de la presa de Santillana. Los lugareños, tomarían más tarde su ejemplo y vehículos a motor levantarían el polvo a su paso de el camino carretera. Las agencias de viajeros empiezan a tomar conciencia del auge que toma este medio de transporte y establecen la primera línea de autobuses.
Al finalizar la guerra del 36-39, se consolidación de los firmes y el trazado de la carretera y desaparece la Casa de los camineros de Tres Cantos, ubicada en lo que hoy se conoce por nudo norte.
Vuelve Tres Cantos a estar en el pensamiento de los ingenieros, que antes como ahora, proyectan la unión del ferrocarril de Burgos con la capital del Estado. Comenzaron los trabajos que se habían ralentizado durante la Segunda República, y se habían parado durante la guerra civil, hasta que después de muchas vicisitudes se puso en funcionamiento la línea en el año 1968, pasando en su viaje inaugural por el apeadero de Tres Cantos hacia Colmenar donde se celebró un solemne acto. El edificio apeadero fue construido en el año 1932, como así lo atestiguan la relación de material inventariable, que se conserva en los archivos de la nueva estación.
Mientras todo esto sucede, los comarqueños tricantinos continuaban sus quehaceres; abundaban las granjas, había extensos viñedos, se recolectaban cereales y se seguían cultivando las colmenas. La mies transportadas hasta Colmenar en carretas, cruzaban las vía del ferrocarril con peligro.
En la Vega del Registrador yacen los restos de la única ermita conocida del término de Tres Cantos, su fachada a base de cuidados sillares de piedra de Colmenar se encuentra caída sobre el terreno, y mucho me temo, que si no se rescata para decorar una de las innumerables plazas vacía del Municipio, termine desapareciendo como han desaparecido pretiles, comederos y cruces de piedra, que se encontraban en el término. Había también bodegas firmadas por Artecha,con enormes tinajas que albergaban muy ricos caldos y que eran apreciados por su buena caldos en Madrid y Colmenar.
El flujo de coches por la ya caduca carretera comarcal c-607, es demasiado importante, acometiéndose el desdoblamiento en dos direcciones. El movimiento de tierras se traga a nuestro viejo relevo de postas, que convertido en vaquería en los últimos tiempos, proporcionará la leche a la finca de “Las Jarrillas” para completar la dieta del príncipe Juan Carlos.
Madrid, con su alta tasa de población, exigía la aparición de una ciudad de nueva planta, paso hacia adelante en la entrada del nuevo siglo, ejemplo de complejo urbano integrado, que con la incorporación de la actividad productiva, la habrían de convertir en una ciudad impulsora de la economía nacional. En ella había de encontrar suficiente espacio las empresas, con una buena comunicación, en un polígono creado a tal efecto, con la aparición de parques de actividad y empresariales, donde se había de producir una yuxtaposición de industrias no contaminantes con centros comerciales, áreas deportivas y de esparcimiento.
Tres Cantos, nombre dado en el año 1971 al proyecto de una nueva ciudad, atraída por la idoneidad de la comarca, impulsada desde los poderes públicos y capaz de albergar 36000 nuevas viviendas, más las industrias y los equipamientos necesarios, de forma que se garantizara un objetivo de autosuficiencia, equilibrio y alta calidad de vida. Entraron en juego las máquinas a mediados de los sesenta, una vez resueltos los trámites de expropiaciones e iniciados los trabajos por parte de la Administración Central, creándose posteriormente, una sociedad específica para su desarrollo: Tres Cantos S.A. La zona que había servido, hasta este momento como pastos, donde se ubicaron eras y los bandos de cigüeñas buscaban apaciblemente su alimento, iba a desaparecer con las explanaciones que se realizaron.
Pasó una década de trabajos de infraestructuras; a penas se habían construido 4000 vivienda, los grandes depósitos de agua en lo que había de ser el parque central, los dos elevados que junto a a algunas industrias y los pocos equipamientos contribuyó al cambio del paisaje.
Un nuevo impulso procede con el denominado Actur de Tres Cantos, ocupando una superficie de 1691 hectáreas y situada a ambos lados de la autovía Madrid Colmenar y del ferrocarril Madrid Burgos, a una distancia de 22 kilómetros de la capital del Estado, fijándose la mayor parte de la superficie dentro del término del municipio de Colmenar, el resto del Monte de Viñuelas, perteneciente al municipio madrileño.
Se inicia de esta forma una obra gigantesca, que en ese tiempo va a ser la obra humana más importante, fuera de las ciudades españolas y que se podía observar desde satélites artificiales. Surge entonces la preeminencia otorgada en el Plan General de Madrid a la vivienda en altura, produciendo un desplazamiento en la demanda de vivienda unifamiliar, a los municipios periféricos, especialmente a Tres Cantos.
Cuando se decide colocar la nueva factoría de ATT. Acompañada de la declaración de ZUR, provoca una reactivación intensiva del sector industrial de nuevas tecnologías, mediante la promoción, por la Comunidad de Madrid, de un Polígono de Tecnologías avanzadas.
Se plantean algunas cuestiones derivadas de la marcha de las obras y de las características de urbanización, como el impacto sobre el medio ambiente, lo inadecuado de las edificaciones, exceso de ofertas en situación de crisis, por lo que se entra en una nueva fase, en la revisión del planteamiento de “Actur Tres Cantos”, rediseñando la ciudad, haciendo distintas consideraciones, como eran los criterios de respeto y conservación del medio físico, emanadas de iniciativas ad hoc, como la ley del Monte del Pardo.
En septiembre de 1983, la Dirección General de Ordenación del territorio del Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, emitió un informe sobre Tres Cantos; se fijaron las bases de partida para la revisión de la ciudad, que entre otros aspectos se acordaron las conexiones de transporte, como el de la Universidad Autónoma y la protección del medio físico.
La ciudad va adquiriendo la fisonomía armoniosa de las distintas formas urbanísticas. Su cinturón industrial sufrió modificaciones al salir a la luz nuevos sectores industriales, como el electrónico, aproximándose a lo que se puede calificar como centros de investigación u oficinas, que llevaron a un gran consumo de suelo, siguiendo una estrategia, que se verá favorecida por la gran dotación de espacios disponibles.
El Centro Espacial de Metrología, fue inaugurado por SS. MM. Los reyes de España, el 22 de mayo de 1989, convirtiéndose en un organismo autónomo de carácter comercial e industrial fundamental, dentro del contexto del Mercado Único Europeo.
Ven la luz nuevos servicios como el Centro de la Salud, cuya inauguración tuvo lugar el 3 de junio
de 1990, con la asistencia del presidente de la Comunidad Autónoma. El Hogar del pensionista para el ocio de mayores; Policía Municipal y la Guardia Civil. La casa de la Juventud, parques deportivos como Embajadores, Foresta ó Islas, que hoy disfrutan al cien por cien nuestros jóvenes deportistas.
Un domingo, 20 de octubre de 1991, el tren de cercanías C-012, hacía su entrada oficial, en la nueva estación de Tres Cantos, entre los pasajeros llegaban en él el ministro Borrell, la presidenta de RENFE Mercé Sala, el presidente de la comunidad de Madrid D. Joaquín Leguina, nuestro querido alcalde D. Antonio Osuna y el autor del proyecto de la nueva estación tricantina Sr. Casariego.
Tres Cantos, ciudad construida y diseñada con visión de futuro, en ubicación privilegiada, posee una extensa red de viales, de amplias avenidas y bulevares, donde la vegetación ocupa un lugar preferente. Grandes yu amplios paseos centrales, permiten a los tricantinos dar rienda suelta a su imaginación, paseando por la balaustrada del parque central, donde abundan los miradores con vistas al mismo; desde lo alto del parterre se divisa la laguna artificial, lugar apto para la pesca, el deporte acuático ó el movimiento del agua rizada por el viento serrano. Agua de circuito cerrado, que durante la noche se bombea a su cabecera. Más allá , en lontananza la colonia de Soto Viñuelas colonia pretricantina integrada en el municipio.
Las calles u bulevares se entrecruzan en amplas plazas circulares, en espera de motivos ornamentales que a buen seguro saldrá de nuevos artistas de Tres Cantos. Ya en algunas el prestigiosos artista dejó su impronta con esculturas de hierro, mencionando la de la avenida de Colmenar Viejo o la de la avenida de Viñuelas. El nombre de personalidades vinculadas a esta ciudad, dan nombre a alguna de ellas, la de Antonio Gala fue inaugurada el 12 de noviembre de 1988. La del sector Músicos se inauguró el primero de julio del mismo año, con el nombre de Maestro Rodrigo. El nombre de Antonio López, pintor madrileño da personalidad propia a la existente en el parque del sector Pintores e inaugurada el 30 de junio de 1990. El escultor Eduardo Chillida, lleva impreso el nombre en otra. María del Carmen García Mena, fue la primera cartera de Tres cantos y la Plaza cartero Real perpetúa su recuerdo. En el interior del Parque Tecnológico Madrileño, calles con nombres propios surcan su trazado, dejándose ver los de Severo Ochoa, Newton ó Marconi.
En esta ciudad modelo de desarrollo industrial científico y tecnológico, planificada para mejorar la calidad de vida del ciudadano, así como el compaginar el puesto de trabajo, dispone de servicios fundamentales como el parque de bomberos, Institutos de Enseñanzas Básicas y Media. El 13 de abril de 1991, en el sector Planetas se inaugura el nuevo Centro Cultural Enrique Más, allí se encontraba el maestro Rodrigo, un ciudadano de honor.
En 1988, Matías Prats, en su pregón de fiestas, cuando pidió ser vocero de la nueva ciudad , ya auguraba gloriosos pasos y daba buenos consejos a los nuevos ciudadanos, ente otras cosas decía: no dejar que esta ciudad sea satélite ni dormitorio, y en otro pasaje de su elocución se expresó diciendo “de Madrid al cielo sí, pero pasando por Tres Cantos”
Como municipio independiente comenzó su andadura el 21 de mayo de 1991, disgregándose de Colmenar Viejo.
Con el último saludo a nuestro primer alcalde, en la provisional alcaldía y en la iglesia parroquial de santa Teresa, de diseño modernista obra del arquitecto Perea, todos los presentes recordaban su inquietud e ilusión por su ciudad. Su última voluntad fue esparcir sus cenizas por los aires de Tres Cantos en su postre refugio del parque central. Eran aún pocos los vecinos y por una razón o por otra la noticias llegaban de boca en boca con precisa puntualidad, por ello la muerte de Israel G. Rabanal, de los deportistas pioneros, en los escarpes de Patones,. Cayó como un jarro de agua fría.
La ciudad a partir de aquí va tomando nuevo auge, y va tomando cuerpo aquella frase de D. Antonio Osuna: “Nuestra ciudad son Tres Cantos y cuatro fases de la luna”. Su poesía lo dice todo: la hicimos con nuestro esfuerzo
sin fosos ni torreones
sin esclavos y sin dueños.
...............................
elevemos nuestras manos
y cantemos nuestra aurora
la aurora de una ciudad
construida hora a hora
día a día, paz a paz.

La bandera de Tres Cantos tricolor tiene una banda morada que alude a Colmenar Viejo, a sus orígenes castellanos y en general a su pasado histórico. La banda central es blanca y simboliza el futuro de esta joven ciudad y sobre ella el escudo: dos encinas, en su color sobre tres cantos, que representan a los tres montes colindantes, el de San Pedro, el del Pardo y el de Viñuelas, rodeados por una bordura de gules sable con siete estrellas de plata y cinco puntas y por timbre una corona real. Por último una banda en gules relaciona el presente de esta ciudad en el marco de la Comunidad de Madrid. Fue diseñada por el vecino de la localidad Antonio Rueda.
fue izada por primera vez, ante la atenta mirada de la mujer más anciana del Municipio número 179 de la Comunidad de Madrid, Doña Jacoba González y de la primera niña nacida en el mismo Lorena García tras la segregación, corría el año 1994.
Y es verdad, Osuna, solo hay un camino, aquél en que España se hace soñando.

FIN



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GUÍA de Caminos de España y Portugal. B. N. Madrid.
GUÍA de caminos de Madrid a las ciudades limítrofes. B.N. Madrid.
GUÍA de caminos. GM.34 B.N. Madrid.
GUÍA de Postas a los Sitios Reales. Diligencia y conducción de Equipajes, B. N. Madrid.
DICCIONARIO Geográfico Postal de España 1844. Museo Postal. Madrid.
COLMENAR VIEJO en la antigüedad. Perfíles históricos 1902. Biblioteca M. de Colmenar.
CRIADO Y MANZANO, Eusebio.- Monografía geográfica de Colmenar Viejo. Biblioteca Municipal de Colmenar Viejo.
MÉNDEZ, Ricardo y MOLINERO, Fernando.- Espacio y sociedades. Ariel geográfica.
REVISTAS. NUEVO TRES CANTOS.
MANGADA, Eduardo.- Tres cantos, en busca de la tierra perdida.
TRES CANTOS.- Guía descriptiva 1991. B.P Editores. Comunidad de Madrid.
PRENSA NACIONAL.- Diversos artículos ABC, Paloma Nolasco, El Mundo. etc) y prensa local.
ANUARIO CATÓLICO ESPAÑOL. Tomo III. 1954.

Saturday, November 11, 2006



UN GRITO EN EL MAR


QUEBRADO EL SUEÑO ESPERANZADO
ARAÑANDO LA PLAYA ASOLADA
ROMPE AHORA CON FURIA APENADA
SU ILUSIÓN EN CORAZÓN CANSADO

BRINCANDO JOVIAL SUS AGUAS, DANZANDO
AVANZA FELIZ POR LA TRAZA SOÑADA
CON OTRAS VA ALEGRE, ILUSA, ENGAÑADA
A VER SU META LA PLAYA, OTEADA

VIVE BAILANDO EL LOMO LA OLA
PREGONANDO SU RESPLANDOR, BRILLANTE
VIVE BAILANDO LA OLA SU COLA

VIVE BAILANDO EL LOMO LA OLA
CON TRASPARENCIAS AZULES POR SEMBLANTE
VIVE BAILANDOLA OLA SU COLA

¡MALAYA¡ BAJÍO DE ARENAL PERDIDO
PIEDRAS EN SU SENDA ANHELADA
CAE Y ROMPE LA OLA ATURDIDA
Y VA HERIDA CON SU SUEÑO IDO

LLEGANDO VA EN COLLAR DE ESPUMA
FRENADA POR CLAMOR DE GUIJARROS
LASTRE DE TORTUOSO CAMINO
DE LA VIDA QUE LE DIO LA LUNA

MUERTA LA OLA DILUIDA ESCONDE
TARAS Y VERGÜENZAS DE OTRAS OLAS
DOMINANTAS CORSARIAS DE SUTIL LANCE

MUERE PERDIDA EN EL MAR LA OLA
DEJANDO EL GRITO ATRAS DESGARRADOR
MUERE INDEFENSA LA OLA.

ASTURQUÍN

Friday, November 10, 2006

UN CUENTO PARA MI NIETO
Oscarín y las botas maravillosas
por Asturquín
Un viejo zapatero, en su pequeño taller, quiso realizar su obra maestra, aquella que tanto tiempo había albergado en su corazón, soñando que algún día, se hiciese realidad.
Pensó en un par de botas deportivas, hechas con tanto amor, que el niño que las calzara, y cuidara, viera a cambio colmadas todas sus ilusiones.
Y, con estos buenos deseos puso manos a la obra; primero fue su diseño, después su elaboración. Puntada tras puntada, y en cada una de ellas, poniendo un pensamiento, tardó mucho tiempo, hasta que fueron terminadas. Decía, esta, por un niño cariñoso; esta, por un niño bondadoso, esta por uno no envidioso y, ésta otra por un niño dadivoso.
Por fin, un día, miraba orgulloso su obra maestra, sus botas maravillosas. Formuló su último deseo: que fuesen, aquellas botas hermosas, a manos de un niño con ilusión, a un niño como tú.
Vivía, el viejo zapatero, en una ciudad, donde siempre fue muy trabajador, honrado, leal, amigo de sus amigos y, muy buen compañero. Era rico puesto que era feliz, decidiendo llevar sus botas maravillosas, a los grandes almacenes, donde uno de sus amigos dirigía un departamento, exponiéndole su deseo.
- Quisiera, le dijo, que este par de botas estuviesen expuestas en un lugar destacado, para que las vieran todos los niños. Me gustaría que las comprara un niño que lo fuera para siempre jamás.
Dicho y hecho, inmediatamente aquel amigo, dejó las botas colocadas en un estante acristalado, siendo a partir de entonces, la envidia de sus compañeros, los zapatos, botas, zapatillas de deportes y toda la demás familia de calzados. Las botas se sentían admiradas, con orgullo exhibían su diseño y se preguntaban cuando encontrarían al niño, que fuera merecedor de contar con la ayuda que, para él, deseaba el viejo zapatero.
!Ay!. Un niño caprichoso, se fijo en ellas, llevaba puestas otras muy nuevas, pero, se empeñó en comprar las botas maravillosas.
Dijo su mamá: No ves, hijo, las que llevas aún estan nuevas.
-!Qué las compres! !Qué las compres! Se empeñaba el niño caprichoso, rabieta tras rabieta.
Tanto se empecinó, que finalmente, accediendo a los deseos de aquel niño caprichoso, terminó por comprarle las preciosas botas.
-Espero, dijo la mamá, que las utilices durante mucho tiempo, y le saques provecho.
En realidad sólo le interesaba apariencia, por lo preciosas que eran, estaba seguro que iba a presumir con ellas aquella misma tarde ante sus amigos de juegos, pues no podía haber otras tan hermosas. Lo de menos es que fuesen hechas a medida, con un diseño original, cómodas para el deporte, capaces de satisfacer las ilusiones que, desde luego, aquel niño no alcanzaba a comprender.
- !Caramba!. Que oscuro está esto, dijo una bota a la otra.
- No te preocupes, estamos dentro de una caja de cartón. Nos acaba de comprar un niño. Cuando veamos de nuevo la luz, estaremos andando por las calles de su ciudad.
- !Qué botas!. ¿ A donde las has comprado?. Comentaban admirados en el cole, los amigos.El niño, presumía y agradecíamos la admiración. Al cuarto día, se cansó ya de nosotras, cuando llegamos a casa, nos descalzó y nos tiró entre otro zapatos, en la parte inferior del armario. Nos dejó en la oscuridad.
Pasaron días y días olvidadas medio sucias, en aquella habitación. Abandonadas de aquel niño. No nos calzaba nadie. Inutiles nos preguntabamos: - ¿Para qué, el esfuerzo de nuestro viejo zapetero?.
Pasaron los meses...
- !Estoy harta!. Dijo la mamá, entrando en la habitación.
Recogeré todos estos zapatos, que no quieres, le dijo a su hijo, y los dejaré en el contenedor de la ropa usada, estoy segura, que alguien las utilizará y servirán para algo mas que para estar de estorbo. Unidas por los cordones, y metidas en una bolsa de plástico, las depositó en el contenedor, que se encontraba a escasos metros, del portal de su casa. Días después, considerando el estado de suciedad que se encontraban, fueron tiradas a la basura.
Entre mondas de patatas, cáscaras de naranja y demás derperdicios, se lamentaban.
- Que triste suerte la nuestra, no hemos consegudo dar con el niño, que entendiese nuestro destino.
- No te preocupes, mientras estemos juntas, tal vez lo encontremos. No puede ser este nuestro final, siendo hechas con tanto amor. Envueltas entre las basuras, sentían el ruido del motor del camión, que las transportaba desde hacía varias horas.
Se vieron dando vueltas, en el interior de la bolsa de plástico, ladera abajo, no dejaban de rodar, el camión basculante había deslizado su carga, desplazándola hacia el mar. Tanto rodaron que, finalmente se vieron envueltas por una fría humedad y, poco después, remojadas y empapadas, hasta quedar balanceándose en el fondo del agua.
Las corrientes marinas las llevaron lejos, muy lejos, cada vez a más profundidad. Y pasaron muchos meses.....
Cierto día, quedaron encalladas bajo el agua, entre unas rocas, ya no quedaba resto del plástico que en principio las acompañó. Pasaron muchos años varadas, las algas las recubrieron y medio enterradas en la arena, permanecieron por mucho tiempo.
Años mas tarde, unas corrientes muy fuertes, hicieron que todo el fondo del mar se removiera; arenas, rocas, algas, peces, fueron lanzados de sus lugares, hacia otros fondos. Las botas maravillosas, se vieron envueltas en aquel maremagnum y, como en otras ocasiones, balanceándose, ahora, al capricho de las nuevas y suaves corrientes de fondo, sobre arenas, donde los grandes cetáceos, buscaban afanosamente la comida, y....una gran ballena, las tragó.
En el vientre de la ballena permanercieron a oscuras, durante mas de un año. Pero...no acabaría aquí su periplo, aún aguardaban nuevos episodios. Se preguntaban, como aún del tiempo trancurrido y las circunstancias, permanecían juntas; eso sí, se sentían mas pesadas, tal vez por encontrarse llenas de arena. No cabe duda que la magia, del viejo zapatero, estaba con ellas. Tal vez, aquí estuviese el misterio.
La ballena nadaba líbre, por mares frecuentados por cazadores furtivos, ansiosos de capturarla. De vez en cuando, subía a la superficie, para respirar y tomar aire. Los grandes chorros que despedía el gran cachalote, fueron divisados por uno de aquellos furtivos, cazadores de ballenas. Las botas maravillosas, sintieron una sacudida a su alrededor, hacía tiempo que viajaban en aquella oscuridad, apanas sin experimentar sensación alguna. Un arponero incrustó su arpón en el enorme cuerpo del mamífero marino. Aquel gigante de la naturaleza, quedó muerto, lo izaron a cubierta por la popa, arrastrado mediante cadenas, y el buque, con su presa, navegó durante algunos días, hasta llegar a su puerto, donde los balleneros comenzaron a despiezarlo. De su estómago sacaron las botas, y de ahí a la basura.
Otra vez, se veían entre medio de las mondas.
- ¿Cuándo acabará todo esto?. Se preguntaban. Algún día encontraremos al niño que nos necesite, dijo una.
- Si, pero, no se como le vamos a servir, en el estado tan lamentable que nos encontramos, dijo la otra.
En una de aquellas grandes ciudades, había gente muy pobre, en los suburbios. Vivían en chabolas, hechas de latas y de materiales muy pobres, las calles eran barrizales, no tenían ventanas y no tenían aseos como los que tienes tú. Tenían que desplazarse lejos, para traer el agua, de las pocas fuentes que había. La comida escaseaba y, tampoco los niños iban a la escuela.
Aquellos niños eran muy valientes, ayudaban a sus papás, todos los días, a salir adelante y para que, al menos, sus hermanitos, tuvieran algo que llevarse a la boca. Todos los días muy temprano, Oscarín, que apenas tenía seis años, se despedía de su mamá. Después de darla un beso, cogía un gran saco muy sucio y, un pincho que él mismo se había fabricado y camino del gran basurero de la gran ciudad, iba cantanto y jugando con sus amigos de infortunio.
Como ya habreis imaginado, Oscarín era un niño muy bueno, no era egoista, todo lo que podía valer para ayudar a su familia, le parecía insuficiente. Le hubiese gustado ir al cole, como a todo los niños, pero no podía. Tenía muchos sueños, muchas ilusiones, y no sabía como hacerlos realidad. Era consciente de que la forma de vida que llevaba, no era la más idónea, cómo para que algun día se realizasen, pero su fe era muy grande. No dejaba de soñar; tendría una casa bonita, una bicicleta, muy buenos zapatos y podría ir al cole, dejando aquella vida discriminada.
Andaba siempre con un montón de greñas, las uñas sucias, la piel cuarteada por el sol; las piernas, no sabía si eran morenas o, producto de otras cosas. Como todos sus amigos, olía muy mal, sin embargo, su interior, relucía igual que el sol.
¿Sabéis donde trabajaban?. En aquel gran basurero, a donde iban a parar todas aquellas cosas, que son inservibles. Esperaban impacientes los primeros camiones, disponiéndose a recoger lo que consideraban más apropiado. Sus pinchos rompían bolsas de plástico, cogian botes vacíos, latas de todo tipo, hierros oxidados, hilos de cobre, y también las frutas que sobraban de las tiendas. Se afanaban en llenar, de esta manera, sus sacos.
Oscarín, a pesar de su corta edad, era muy fuerte, figúraros, que su saco llegaba a pesar, cuando estaba lleno, más de treinta kilos. Lo cargaba a los hombros y balanceándose para no perder el equilibrio, lo llevaba muchos kilómetros mas allá, hasta llegar al chatarrero, donde, a cambio, le daban algunos centavos.
Y, de vuelta, a empezar. Así se ganaba la vida, para él y para sus hermanitos. Cuando por las tardes llegaba a casa, lo único que le apetecía era dormir, y sumergirse en sus sueños.
Una de aquellas mañanas, su pincho, enganchó un cordón, tiró de él, le costó extraer aquellas botas tan sucias, un nuevo tirón y las tuvo en sus manos. Pesaban mucho, se fijó que estaban llenas de arena, rapidamente, las echó dentro del saco, no podía perder tiempo en vaciarlas, tenía demasiado prisa por llenarlo. Cuando llegó a casa, por la tarde, en su saco llevaba las botas y la fruta que había conseguido recoger.
Su mamá le preguntó: - ¿Y, estas botas?. ¿Para que las coges?. ¿No ves que estan muy estropeadas?.
Oscarín, observador, respondió:- No pude resistir la curiosidad. Me fijé que las suelas estaban completamente nuevas, como si nadie las hubiese utilizado.
Al mismo tiempo, comenzó a sacar el barro y la arena, que tenían en su interior.
- Pero ¿Qué es esto?. Su mano, había tropezado con algo duro, pegado en la parte interior. Era una especie de concha. En realidad era una gran ostra. La arrancó y después otra y otra; así de la misma bota hasta cuatro.
Cogió precipitadamente la otra bota y, sucedió lo mismo. Cuatro grandes ostras, estaban pegada en el interior. Su mamá le dijo que las abriera. Había oido que en algunas se criaban perlas, y que valían mucho dinero.
Con gran ilusión, Oscarín comenzó a abrir la primera.
!Sorpresa!. Ante sus ojos apareció una brillante perla blanca, tan grande como una avellana. Se quedaron mirándo en silencio, atónitos, no podían creer lo que estaban viendo.
Con gran excitación, junto a su mamá y su papá, fueron abriendo, una a una, las restantes y de cada una de ellas, extrajeron una perla tan grande como la primera. Reunieron ocho perlas. Una verdadera fortuna. De pronto las botas maravillosas habían cambiado totalmente, estaban nuevas, relucientes, como si aquella misma tarde, hubieran salido del taller. Sin dudarlo un sólo instante, Oscarín las desató y se las puso, le sentaban también, que incluso parecía que tenía los calcetines puestos.
Al fin, habían conseguido llegar a su destino. Y se cumplió el sueño del viejo zapatero. Aquel niño, con la fortuna de las perlas, y su esfuerzo personal, hizo feliz a toda su família.
- ¿Sabéis que fue de aquel niño de corazón noble?.
Entre otras cosas, Oscar, tiene una fábrica de botas deportivas, donde trabajan muchos niños que como él lo hicieron en el maloliente basurero.
¿Sabéis donde estan las botas maravillosas?. En una estantería acristalada, de sus grandes almacenes, esperando, que tú las vayas a comprar.
FIN


LA CASA DE HIPPOLYTUS
Escrito de Asturquín
Procurar dar lo mejor a los hijos, la mejor educación, prepararlos para desenvolverse en la sociedad en la que les toca vivir, sacrificando incluso el propio bienestar, es la labor más encomiable de todos los tiempos. Unos lo hacen con mas comodidad, consecuencia de su mayor nivel económico, otros retrayéndose, pero en todos, está latente el hecho de que su desarrollo hacia la mayoría de edad, se realice bajo perspectivas de una sana moralidad, acrisolada en ambientes de compañerismo, respeto y todos aquellos valores trascendentales, que son la base para la buena economía de una sociedad.
Eso lo sabían muy bien los romanos, mientras estos principios, estuvieran presentes en la enseñanza de los jóvenes, aquellos tenían la certeza, de que su sociedad no se desmoronaría, y por ende, el Imperio seguiría fuerte. Por suerte o por desgracia, aquellas enseñanzas se fueron relajando y se fueron dejando en segundo lugar, entrando en una dinámica de corrupción, en todos los estamentos de aquella sociedad y la caída del Imperio fue estrepitosa.
Cuando visité la casa de Hippolytus, pensaba todas aquellas cosas, observando sus ruinas. En aquel enclave de la civitas Complutum, hoy Alcalá de Henares, Hippolitus construyó un Colegio, donde se pudieran preparar los jóvenes complutenses, de aquel siglo primero d. C. Debía de ser, indudablemente, un colegio que exigiría ciertos sacrificios para mas de un pater familiae, tal como se presentaba cerca de 2000 años mas tarde.
Pero, aquel Director, no escatimó esfuerzos en dotar a su colegio, seguramente en régimen de internado, o seminternado, de todas aquellas necesidades básicas para llevar a cabo las enseñanzas de sus alumnos.
Cuidó, dentro de la austeridad que caracteriza a su construcción, una fachada con columnas y acogedora, que daba entrada al colegio, desde unos jardines con estanques, donde se dejaban ver algunos animales exóticos, y que servían, al igual que hoy sirven a los jóvenes los campus universitarios.
En el interior, compartimentos que servían para las enseñanzas, cuyos restos arqueológicos nos hablan de una gran sala, que deja ver un formidable mosaico, realizado con texelas, que dibujan escenas marinas, y que en sus dos extremos figuran, por un lado un estanque trilobulado, y por otro, una piscina, donde realizaban los alumnos toda clase de ejercicios físicos, antes de entrar en las termas, alimentadas por el fuego que atizaban unos operarios fogoneros. Se unían las funciones formativas, lúdicas y religiosas, disponiendo para este último de capilla.
Parece ser que el Colegio estuvo en actividad hasta el siglo III o hasta el IV, lo cierto es que debió dejar de cumplir su labor, cuando la sociedad atravesaba ya por momentos de crisis de identidad, pasando sus restos a servir de cementerio. FIN

Thursday, November 09, 2006



UN HOMBRE BUENO
Por Asturquín
Que es aquello que aparece en lo alto de aquel cerro......., es la figura de mi padre que baja del tabor hacia la playa ceutí de Benitez y empujar mi columpio colgado del gran árbol de mi casa, imagen que recuerdo mientras escuchando las primeras letras de aquella canción de regulares, evoco agradecido el legado que dejó en mi alma. Era su inquitud, los hijos y su preocupación la unión familiar.
No tuve mayor amigo, ni mejor compañero, cuantas veces acudió a él, tantas veces me defendió con razón o sin ella. Cabalgó siempre sobre las grupa de la reconciliación, de la amistad, de la honestidad, de la decencia y de la lealtad, y se muy bien que con su partida, en alas de Aquel en él que creía, un miembro de una generación de hombres buenos ha desaparecido, sin pompas, alardes, ni alaracas, pero en el calor del pueblo abulense del valle de Amblés, que le vio nacer.
Fue su pasión la escritura, cubriendo cuadernos y cuadernos sobre temas de actualidad de la que siempre estuvo al día y de su pluma se servía en los últimos años de su vida para preparar su maleta.
Hasta el último momento llevó dibujado entre sus labios el recuerdo a S. M. El Rey, al que desde el lecho de muerte quiso enviarle uno de sus tantos manuscritos, de que trataba es lo de menos, por ello, con estas humildes y sentidas letras de su hijo, le quiere rendir el postrer homenaje a un hombre llamado Felipe, que amo a España como el mejor de los ciudadanos. FIN